Gracias a RobSource
UNOS DÍAS DEPUÉS de haber conocido a Robert Pattinson por primera vez, llamamos
a su co-estrella de Crepúsculo Kristen Stewart, que dijo lo siguiente sobre
él:‘Él no puede mentir,’ dijo. ‘Hace las cosas un poco más difíciles para él
algunas veces. Pero es mi cosa favorita sobre él.’
Gracioso - para ese
entonces, sería nuestra cosa favorita también. Pasamos una tarde con Pattinson,
en una pequeña panadería-café en Doherty Drive, en Hollywood Oeste, y todo el
tiempo, parece ser que dice la verdad compulsivamente, distraídamente,
impotentemente, como si le hubieran inyectado pentotal sódico con un dardo
mientras estacionaba el auto.
El otro problema de Pattinson - que lo admite
temprano - es que no puede soportar un intervalo conversacional.
‘Digo la
primera cosa que me viene a la cabeza,’ dijo, ‘fuera del nerviosismo. Durante
las entrevistas estoy literalmente muerto de miedo (cagado en las patas). No
quiero que haya un silencio, porque sino empezaré a llorar.’
Es diciembre;
Crepúsculo, en donde Pattinson, 22, hace de un adorable vampiro
por-siempre-adolescente torturado demasiado moralizado para beber sangre humana,
ha estado en los cines alrededor de un mes. Más que suficiente para recaudar más
de $150 millones, más que suficiente para que el estudio jalara el gatillo de la
primera de las tres secuelas potenciales mediante el reemplazo de la directora
Catherine Hardwicke por uno de los tipos responsables por la franquisia de
American Pie, no lo suficiente para que Pattinson entendiera lo que este
desarrollo significaba para él, o la importancia de disimular en presencia de
reporteros.
Se desliza en su silla, vestido de negro, con una barba de unas
semanas, el cabello amontonado bajo una gorra de lana, viéndose como Justin
Timberlake, buscando un turno fuera de Broadway como Terry Malloy. Sus ropas
huelen como si recién las hubiese comprado de alguien menos afortunado que él.
Recién llega de una reunión importante con un director y no puede esperar a
decirnos cuan rara ha sido. Un tipo ofreciéndole un papel, tal vez en una
película el doble de secreta que no le puede decir a Pattinson de qué se trata.
‘No me dijo nada,’ dice Pattinson, ‘y tampoco se quería ir,’ entonces Pattinson
se sentó ahí y habló por sí mismo por tres horas y bebió el suficiente café para
hacer explotar el corazón de un rinoceronte.
‘Dios, no recuerdo la última vez
que comí,’ dice Pattinson.
En una película de vampiros, lo habría dicho con
una sugestiva levantada de ceja, y después cortarían con nuestro cadáver pálido
echado en desorden en un basurero. Periodista estúpido. Sin embargo, Pattinson
sigue, llenando aire vacío. Explica que el lugar donde se está quedando en L.A.
tiene un microondas, y que nunca ha tenido un microondas antes, y que pasa mucho
tiempo buscando nuevas cosas que se puedan hacer al microondas. Esas
hamburguesas congeladas de la tienda. Una zanahoria. ¿Hemos mencionado que se ha
tomado como diecinueve tazas de café? Pregunta al mesero sobre la sopa. Es de
vegetales y gallina. Pide una Coca-Cola.
0 comentarios:
Publicar un comentario